Un gobierno nacionalista, minoritario y excluyente

Tras más de 30 años de presión social, mediática, incluso física, el nacionalismo vasco se ha hecho con el poder en Navarra.

El Partido Nacionalista vasco (a través de su producto de márketing, Geroa Bai) y la histórica Herri Batasuna (ahora camuflada en Bildu) controlan desde ya las principales instituciones de la Comunidad foral de Navarra.

Por fin, han logrado su objetivo. No les ha temblado el puso para utilizar todos los medios con tal de lograr su fin (incluidos los más rechazabas y liberticidas).

Y que nadie dude de que a partir de ahora, el nacionalismo vasco volverá a utilizar todos los recursos de control social y manipulación a su alcance para mantenerse en el poder el mayor tiempo posible.

Una de las principales herramientas que ha utilizado el nacionalismo vasco para llegar al poder en Navarra ha sido el empleo sistemático de la falsedad y de la difamación.

Desde el PNV y Bildu se han puesto en marcha feroces campañas políticas y mediáticas con el objetivo de dibujar una Navarra devorada por la corrupción y la desolación económica.

Poco les importaba que la Comunidad foral sea la única comunidad de España donde no hay abierto ni un solo caso de corrupción, o que Navarra cuente con los menores índices de paro y pobreza y los mejores estándares de educación y sanidad.

No les importaba la realidad de esta tierra. Sólo se preocupaban de destruir, manchar y difamar.

La falsedad está siendo también una herramienta recurrente de este próximo gobierno nacionalista. La futura presidenta Barkos dice sin rubor que los futuros miembros de su gabinete no son de ningún partido, sino que representan a toda Navarra. Barkos, una vez más, trata de insultar a la inteligencia de los ciudadanos navarros. Su futuro gobierno representa las tesis más ortodoxas del PNV (cuyo presidente en Navarra ejercerá de vicepresidente) y, sobre todo, de Herri Batasuna, encarnada en la figura de la consejera de Interior, María José Beaumont, abogada de una plataforma de la izquierda abertzale como SOS Itoiz que durante años se encargó de difamar, sembrar miedo, incluso boicotear por todos los medios una de las principales infraestructuras económicas de Navarra.

Otro de los principales recursos utilizados por el nacionalismo vasco para llegar al poder ha sido el del control social a través del uso partidista de los medios de comunicación y, especialmente, a través de la radio y la televisión pública vasca.

Gran parte de los 160 millones de euro públicos con los que se financia la EiTB han estado dedicados de manera sistemática a consolidar el proyecto político del PNV y de Herri Batasuna en Navarra.

El uso partidista de los medios de comunicación públicos son un evidente signo de totalitarismo político.

Uxue Barkos y su futuro gobierno ya ha anunciado que, en lugar de reconducir esta situación, potenciaran la llegada masiva de la televisión pública de la Comunidad Autónoma Vasca en Navarra, al más puro estilo colonial.

Por último, el nacionalismo vasco, ha sido muy consciente en las últimas décadas de que su éxito político pasaba por el control y la manipulación del euskera y la educación.

Saben que sin idioma no hay nación y han dedicado ingentes recursos económicos y humanos a secuestrar un patrimonio cultural de todos los navarros para convertirlo en “una herramienta de cambio social”, tal y como reconoce el propio Bildu.

Uxue Barkos ya ha anunciado que el próximo ejecutivo, en lugar de destinar los recursos públicos de la educación a garantizar que los jóvenes navarros tengan la mejor preparación académica y lingüística en un mundo de competencia global, paralizará la educación en inglés y destinará esos recursos a expandir el euskera a lugares donde nunca existió ni demanda, ni tradición.

La construcción nacional, por encima del futuro y el progreso de las nuevas generaciones de navarros.

En definitiva, por mucho que Uxue Barkos se empeñe en esconder debajo de la alfombra sus miserias, no va a poder ocultar al conjunto de los navarros que va a ser responsable de un proyecto político netamente excluyente, ajeno a la voluntad de la mayoría social de los navarros y de profunda naturaleza nacionalista vasca .

Ana San Martín Aniz
Parlamentaria foral por UPN

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